ESCRITO POR: Catalina Román Arias
Erase una vez un granjero que se llamaba Abraham. Cuando se iba, los animales trabajaban, menos el sapo que dormía mucho.
Un día la jirafa y el conejo se fueron a una fiesta y el sapo se quedó por estar durmiendo. Cuando llegaron, el sapo preguntó: ¿Por qué no me llevaron?
Sus amigos contestaron: porque tú estabas durmiendo y haciendo pereza como todos los días.
Un día la jirafa y el conejo se fueron a una fiesta y el sapo se quedó por estar durmiendo. Cuando llegaron, el sapo preguntó: ¿Por qué no me llevaron?
Sus amigos contestaron: porque tú estabas durmiendo y haciendo pereza como todos los días.
Moraleja: No debemos ser perezosos, debemos trabajar.
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